Tesis financiada a nivel nacional 3000 palabras
Ya es el tercer final de otoño en la universidad. El viento otoñal trae un poco de frescor, lo que no solo hace que la gente sea un poco imaginativa. La vida es como el otoño. Después del arduo trabajo de la primavera y el crecimiento del verano, hemos acumulado muchas alegrías y tristezas. Mirando el agua que fluye hacia el este, mirando la puesta de sol en el oeste, los años de la juventud pasan día a día con el agua que fluye, pero el camino por recorrer aún es largo. Mirando hacia atrás en los últimos años, la vida es como un sueño. A principios del otoño de hace tres años, soñé con ingresar a la universidad de mis sueños, perseguir mis sueños y zarpar.
Aún recuerdo aquel verano, cuando recibí el aviso de ingreso, en mi mente nacieron como gemelas la sorpresa y la preocupación. Me sorprendió gratamente ser admitido en la universidad, pero me preocupaba que la cruel realidad pudiera desilusionar mis sueños. Mi cuerpo todavía lucha por aguantar, pero mi alma ya es vulnerable. Ese período fue el punto más bajo de mi vida. Quería zarpar y no dejé de caminar, pero la vela del viaje había sido arriada. Hasta que recibí la noticia del préstamo estudiantil sin intereses del maestro de la escuela, de repente sentí que mis ojos volvían a brillar. En aquel entonces, mi padre me acompañó, me dio un préstamo estudiantil y me envió a la universidad. Zarpé con mi sueño.