El riesgo financiero de emitir acciones es pequeño y el costo del capital es alto, mientras que ocurre lo contrario con la emisión de bonos.
Después de la emisión de bonos, el principal y los intereses deben pagarse según lo acordado, lo que genera una presión de pago fija, que puede provocar escasez de fondos o incluso quiebra en el futuro, por lo que el riesgo financiero es muy alto.