Una niña de ocho años se cayó mientras patinaba en pista corta y perseguía ganar el campeonato. ¿Qué nos dice su comportamiento?
Hay una niña, que este año sólo tiene ocho años, que participa en una competición de patinaje de velocidad en pista corta. Todo el mundo sabe que tal competencia es peligrosa. Durante la feroz competencia, la niña se cayó. Ella no se rindió, sino que decidió ponerse de pie y seguir avanzando, soportando el dolor y continuó hasta la meta, ganando finalmente el campeonato. El espíritu de la niña de no darse por vencido hizo que todos los presentes aplaudieran. Su comportamiento también nos dice que no retrocedamos ante las dificultades. Mientras no nos rindamos, existe la posibilidad de éxito.
La niña de ocho años nos enseñó a no rendirnos antes de llegar al final. Durante la competencia, la niña se quedó muy atrás. Mucha gente vio esta escena y sintió que no tenía esperanzas de convertirse en campeona. Pero la niña no lo creía así. Caerse no significaba el final del juego, mientras el juego continuara, todavía tenía esperanzas de éxito. Por eso, lo primero que hizo después de caer no fue gritar de dolor, sino levantarse lo más rápido posible y reajustar su mentalidad. Usa tu velocidad más rápida para alcanzar a la persona que está delante y, finalmente, ganar el campeonato.
La pequeña nos enseñó que mientras demos, seremos recompensados. En la vida diaria, podemos pensar en retroceder cuando encontramos la más mínima dificultad y no atrevernos a avanzar cuando caemos. Esta mentalidad es incorrecta. Debemos aprender de la niña de ocho años, no rendirnos aunque solo quede un poco de esperanza, esforzarnos al 100% y avanzar hacia nuestras metas, el éxito está justo frente a nosotros. Las rodillas pueden doler y se derramarán innumerables sudores a lo largo del camino, pero las dificultades del proceso nos permiten disfrutar de la alegría del éxito. Ver su cara llena de alegría después de convertirse en campeona después del juego, creo que es felicidad del corazón.
Una niña de ocho años sabe no rendirse nunca. Como adultos, debemos darle un buen ejemplo. ¡Nunca te rindas hasta el último minuto, mientras trabajemos duro seremos recompensados!