¿Cuál es el contenido de la carta de Einstein a Dios?

En enero de 1954, el famoso físico Einstein escribió una carta al filósofo alemán Eric Gutkind. En esta carta escrita en alemán, Einstein expresó su posición sobre Dios y la religión, por lo que las generaciones posteriores la llamaron la "Carta de Dios". La casa de subastas Christie's describió la carta, que ocupa menos de dos páginas, como "la carta más famosa de Einstein sobre puntos de vista religiosos y filosóficos, escrita un año antes de su muerte". (Imagen de la carta de Christie's)

Einstein expresó su opinión sobre "Dios" en su carta:

"Para mí, la palabra 'Dios' no significa más que seres humanos" Una manifestación y producto de su propia fragilidad, la Biblia no es más que una colección de leyendas venerables pero todavía bastante primitivas. Ninguna interpretación, por sutil que sea, puede cambiar esto en lo más mínimo…”.

Además, también expresó su opinión sobre su identidad judía:

“…Para mí, el judaísmo, como todas las demás religiones, es la encarnación de la superstición más infantil (Porque. Para mí, la religión judía pura es, como todas las demás religiones, una encarnación de la superstición primitiva.?) Estoy feliz de ser judío y tengo un profundo sentido de pertenencia al pensamiento judío, pero en comparación con otros pueblos, el pueblo judío no lo es. No hay cualidades especiales. En mi experiencia, los judíos no son mejores que otros grupos humanos, aunque no padecen los peores cánceres (corrupción), pero eso es sólo porque no están en el poder. Además, no lo veo. Hay algunos signos de que los judíos fueron 'elegidos por Dios'."

Así, en "La fe de Dios", Einstein respondió a la pregunta fundamental de la filosofía religiosa: ¿Existe Dios? ¿Tenemos libre albedrío? Su respuesta fue solemne y creía en una religión cósmica más amplia, en la que un Dios invisible gobernaba el orden pero no el libre albedrío individual. Al mismo tiempo, aunque reconocía su identidad judía, negaba que los judíos fueran los "elegidos".

El texto completo de la carta (traducido por Joan Stambaugh) es el siguiente:

Princeton, 3. 1. 1954

Estimado señor Gutkind:

Inspirado por la repetida sugerencia de Brouwer, he leído mucho en su libro en los últimos días: muchas gracias por enviármelo. Lo que me llamó especialmente la atención fue que somos muy parecidos en cuanto a nuestra relación. Actitud factual ante la vida y la comunidad humana: un ideal que va más allá del interés propio, con el esfuerzo por liberarse de los deseos orientados al ego, el esfuerzo por mejorar y refinar la existencia, con énfasis en el elemento puramente humano, mediante que las cosas inanimadas deben ser percibidas puramente como un medio, al que no se le debe atribuir ninguna función dominante (es precisamente esta actitud la que nos une como una auténtica "actitud antiamericana"1).

Sin embargo, sin el estímulo de Brouwer nunca me habría atrevido a estudiar de cerca su libro porque está escrito en un lenguaje que me resulta inaccesible. La palabra Dios no es para mí más que la expresión y el producto de las debilidades humanas: la Biblia. una colección de leyendas venerables pero aún bastante primitivas. Ninguna interpretación, por sutil que sea, puede (para mí) cambiar nada de esto. Estas interpretaciones refinadas son, naturalmente, muy diversas y, para mí, prácticamente no tienen nada que ver con el texto original. La religión judía pura es, como todas las demás religiones, una encarnación

Y el pueblo judío, al que con mucho gusto pertenezco y en cuya mentalidad me siento profundamente arraigado, todavía no tiene para mí ningún tipo de dignidad diferente a la de todos los demás pueblos en los que se encuentran. De hecho, no son mejores que otros grupos humanos, incluso si están protegidos de los peores excesos por la falta de poder. De lo contrario, no puedo percibir nada "elegido" en ellos.

En general, me duele que usted afirme. una posición privilegiada y tratar de defenderla con dos muros de orgullo, uno externo como ser humano y otro interno como judío. Como ser humano, reclamas hasta cierto punto una dispensa de la causalidad que de otro modo aceptas como ser humano. un judío tiene un estatus privilegiado para el monoteísmo. Pero una causalidad limitada ya no es una causalidad en absoluto, como lo reconoció originalmente nuestro maravilloso Spinoza. Y la concepción animista de las religiones naturales, en principio, no queda anulada por tales muros. sólo podemos lograr un cierto autoengaño; pero nuestros esfuerzos morales no se ven favorecidos por ello. Todo lo contrario.

Ahora que he expresado nuestras diferencias en convicciones intelectuales de manera completamente abierta, todavía lo tengo claro. que estamos muy cerca unos de otros en lo esencial, es decir, en nuestras valoraciones del comportamiento humano. Lo que nos divide es sólo el relleno intelectual o la "rationa".

"lización" en lenguaje freudiano. Así que creo que nos entenderíamos muy bien si conversamos sobre cosas concretas.

Con un cordial agradecimiento y mis mejores deseos,

Tuyo,

A. Einstein

Información ampliada:

Albert Einstein (14 de marzo de 1879 - 18 de abril de 1955), nacido en una familia judía en Ulm, Reino de Württemberg, Alemania.

Se graduó en el Instituto Federal de Tecnología de Zurich en 1900.

En 1905 publicó "La teoría cuántica del fotón" que resolvió el problema del efecto fotoeléctrico. En abril presentó su tesis "Un nuevo método para determinar el tamaño de las moléculas" en la Universidad de Zurich. En mayo completó su tesis "Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento" y propuso de forma independiente y completa el principio de la relatividad especial. Por eso se abre una nueva era en la física.

En 1915 propuso la ecuación gravitacional de la "Teoría General de la Relatividad" y explicó con éxito el movimiento del perihelio.

En 1921, ganó el Premio Nobel de Física por sus investigaciones sobre el efecto fotoeléctrico. Sus investigaciones promovieron el desarrollo de la mecánica cuántica.

A Einstein le diagnosticaron una enfermedad. aneurisma aórtico, sintió dificultad para respirar mientras dormía a la medianoche del 18 de abril. El aneurisma aórtico se rompió y provocó una hemorragia cerebral. Murió en Princeton a la edad de 76 años.

Referencia: