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¿Cómo lucho contra mis demonios internos y los derroto?

Si luchas contra tus demonios internos, fracasarás, pero hay otra manera.

Nuestros demonios internos se presentan en forma de pensamientos obsesivos, que a su vez afectan cómo nos sentimos. Es esta conexión entre pensamientos y emociones la que nos hace sentir como una mierda. Es imposible apagar nuestra mente, pero se puede bajar el volumen. La metáfora es una excelente manera de expresar la mayor verdad en el menor espacio.

Basado en mi investigación de doctorado, aquí hay 3 metáforas atemporales que pueden ayudarte a luchar contra tus demonios internos ayudándote a distanciarte de los pensamientos problemáticos.

1. Pasajeros en el autobús

Imagina que estás conduciendo un autobús rojo. Hay pasajeros en el autobús y cuando conduces, algunas personas suben y otras bajan.

Estos pasajeros representan tus pensamientos y demonios internos. Ahora imagina que hablas con ellos. Esta es una excelente manera de ser más consciente de tus pensamientos y, al mismo tiempo, distanciarte de ellos. Lo que tienes que recordar es que tú eres el conductor de este coche, tú eres quien da las órdenes. Los pasajeros son sólo temporales. Ellos van y vienen.

Al hacer esto, puedes tomar el control del autobús (tu autobús mental) y decir cosas como: "Gracias por los comentarios, pero este es mi autobús" o "Oye, este es tu autobús". Detente, es hora de bajar”.

2. Nubes en el cielo

Imagina que tus pensamientos y demonios internos son como nubes flotando en el cielo. A veces son oscuros y enojados, a veces son ligeros y tranquilos. Pero tú no eres la nube. Estás prestando atención a las nubes en el cielo azul, lo cual no es fascinante. Simplemente los miras hasta que desaparecen. Esta es la práctica de la autoobservación, que consiste en prestar mucha atención a tu forma de pensar.

Considere este ejemplo. Si te preguntara qué tienes en mente, podrías notar que te estás castigando por las oportunidades perdidas, preocupándote por el dinero o llamándote estúpido. La idea es dar un paso atrás y observar los pensamientos hasta que se desvanezcan. La buena noticia es que pasarán. Todo pasa, lo bueno y lo malo.

Cuando practicas esto con regularidad, desarrollarás una sensación de desapego cuando surjan pensamientos desafiantes. Serás cada vez más consciente de que no eres tus pensamientos y en lugar de sentirte abrumado, habrá un espacio donde podrás responder de forma racional.

3. El primer y segundo dardo

El primer dardo es el dolor inevitable que nos lanza la vida. Podría ser una ruptura dolorosa, una oportunidad perdida o la muerte de un ser querido. Estos dolores inevitables son la esencia de la existencia humana, y si vives y amas, algunos de ellos llegarán a tu puerta.

En realidad, sin embargo, la mayoría de nuestros problemas no son causados ​​por el primer dardo. Son causados ​​por cómo respondemos a ellos. El segundo dardo es el que nos lanzamos a nosotros mismos. Ésta es nuestra reacción ante nuestro primer dardo y la fuente de nuestro dolor. Estas reacciones del segundo dardo son más comunes de lo que crees.

¿Cuántas veces has discutido con tu jefe incluso antes de salir de la ducha? ¿Cuántas veces te has quedado atrapado en un atasco temprano en la mañana en el trabajo? ¿Cuántas veces has traído a casa tus frustraciones? ¿En el trabajo? ¿Cena? Ésta es la naturaleza del dolor, una reacción secundaria a un evento doloroso que a menudo es más dañino que la experiencia original.

La próxima vez que reconozcas esos primeros dardos, en lugar de resistirte a ellos, acéptalos plenamente. Si estás atrapado en el tráfico o frustrado en el trabajo, acéptalo y sigue adelante, porque es nuestra resistencia al dolor la que nos causa dolor.

Puntos clave

Al captar la mayor cantidad de verdad en el menor espacio, las metáforas pueden ayudarte a lidiar con conceptos psicológicos abstractos como el pensamiento problemático, ayudándote así a luchar contra tus demonios internos.

No tienes que sentirte abrumado la próxima vez que esos demonios te llamen. Puedes echar a esos molestos pasajeros del autobús. Puedes ver esas nubes enojadas pasar a tu lado sin involucrarte. O puedes aceptarlos antes de que se vuelvan dolorosos.

Por mucho que lo intentes, no podrás dejar de pensar, pero sí podrás distanciarte de los pensamientos problemáticos. Haz esto y tus demonios internos no serán tan ruidosos.

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