Siempre te encontrarás con esta situación al negociar con acciones. ¿Es sobrenatural o le pasa a mucha gente?
En primer lugar, se trata de un sesgo cognitivo. Tendemos a prestar atención selectivamente a la información que confirma nuestras opiniones e ignorar la información que la contradice. Cuando compramos una acción, prestaremos más atención a la caída de la acción, creando un "efecto de concentración selectiva" y sintiendo que siempre cae. Pero al mismo tiempo, otras acciones subirán y bajarán, y esto no es exclusivo de esta acción. Esta es nuestra impresión subjetiva que es engañosa.
En segundo lugar, también está relacionado con nuestro sentido de autoeficacia. Cuando vendemos una acción, si comienza a dispararse, sentiremos que acabamos de vender, sentiremos que perdimos la oportunidad y sentiremos que nuestro juicio fue incorrecto. Pero, de hecho, cuando vendemos, no podemos predecir con precisión la tendencia del precio de las acciones. Esto no es sorprendente. Muchos factores irracionales influyen en nuestra toma de decisiones, lo que no significa que la elección en ese momento haya sido incorrecta.
Además, este también es un evento de probabilidad aleatorio. La subida y bajada de las acciones no está enteramente determinada por las compras y ventas de una persona, sino que es el resultado de la acción combinada de muchos factores aleatorios. Nuestras elecciones personales son sólo una parte muy pequeña y no pueden afectar la tendencia general del mercado. Cuando una acción sube o baja, es posible que no tenga nada que ver con la motivación de elección del comerciante en ese momento, y es una probabilidad aleatoria. Es difícil para nuestro juicio personal mantenerse al día con cambios tan aleatorios.
Finalmente, esta experiencia también es común. Muchos comerciantes de acciones han tenido sentimientos similares al comprar y vender acciones. Esto no es algo milagroso. Esto se debe principalmente a nuestros sesgos cognitivos y psicológicos y, a menudo, es difícil juzgar objetivamente la tendencia general basándose en los sentimientos subjetivos de las partes involucradas. Esta limitación es inevitable y sólo podemos comprenderla y probarla racionalmente para minimizar los errores de juicio causados por este efecto psicológico.
En resumen, a veces sentimos que el mercado de valores está dirigido a nosotros personalmente, pero esto suele ser un efecto psicológico engañoso. Este no es un verdadero fenómeno paranormal. Experiencias similares son comunes y no son milagrosas. La clave es comprender racionalmente estos sesgos psicológicos y tratar de evitar que afecten el juicio y la toma de decisiones. La racionalidad y la irracionalidad siempre van de la mano y debemos mantener un equilibrio entre ambas y tomar la decisión más adecuada. Esta es también una ciencia de la inversión.